Abandonemos ahora el terreno de las artes marciales. Situémonos pues en el mundo real, lejos de dôjos y demás lugares que quizás condicionen de algún modo nuestro comportamiento y manera de pensar para con estas cosas. Yo soy de la idea de que todas las cosas están conectadas de algún modo y que una solución o idea puede ser adaptada para todas -y no me refiero a la expresión "... es como un toro"-. Lo que quiero decir es que eso mismo de no obsesionarse con la perfección al realizar una técnica lo podemos trasladar tranquilamente a la vida del día a día. Vivimos en un mundo que cambia un día tras otro, un mundo en el que la ciencia y la técnica han evolucionado de manera considerable. Estos cambios en realidad no son más que matices, pequeñas cosas que han acarreado grandes repercusiones -buenas y malas-, pero que en definitiva no han alterado la conciencia humana. Los seres humanos seguimos siendo en cierto modo como nuestros antepasados de hace miles de años. A nivel espiritual y social hemos evolucionado en las formas, pero de vez en cuando surge la vena troglodita que todos llevamos dentro y el caciquismo y la incultura causan estragos. En definitiva siempre acabamos repitiendo los mismos errores, de modo distinto quizás, con nuevos matices, pero en esencia es el mismo hilo el que mueve la marioneta humana. Seguro que cuando algo tan extenso e insondable como es lo cíclica que resulta la historia de la humanidad nos lo aplicamos a nosotros mismos, perdón, quiero decir, cuando analizamos nuestra vida desde el mismo punto de vista que analizaríamos la historia, descubrimos que seguimos cometiendo los mismos errores, y que a poco que bajemos la guardia se nos puede ir todo al garete.
Volviendo al tema de las artes marciales, es del todo inevitable que un día nos encontremos en una situación contraria a nosotros y nuestras técnicas, un mal puñetazo recibido, una pérdida de equilibrio, cualquier cosa. Por supuesto lo primero es aceptar que "si estás en el ajo te vas a acabar picando", pero adaptarse a las circunstancias sin obsesionarse porque hayamos perdido la bella fachada que es nuestra técnica ni creernos perfectos o intocables, es -como aquel- un primer pero gran paso hacia la paz interior -perdón, demasiado "espirituoso"-. Es lo mismo que conocerse a uno mismo, puede que no podamos ahorrarnos todos los quebraderos de cabeza pero alguno habrá que dejemos fuera y, de todos modos, al conocernos podremos mantener la calma con más facilidad.
Escribo esto mientras percibo que últimamente gente que me rodea tiene algo que decir sobre como debería ser yo, los principios que debería tener, lo que debería hacer con mi vida... Por lo visto sabrán mejor que yo lo que pienso, si es que lo hago, o tienen información privilegiada de "fracasadossuicidas.org", vaya usted a saber.
De cualquier modo, y siendo friki a pesar de que me fusilen por ello, no digamos la frase de Gaius Baltar: "you are perfect just how you are", porque más de uno se lo podría creer, un problema, oiga.
3 comentarios:
Aso ho fiques perque tant de pegarme ta obert la ment. Veus com jo soc sa
Doncs te pegaré més... Camí de la il·luminació...
Roberto, jo tambe vuic ser un iluminati, te nesesite
Publicar un comentario