jueves, mayo 25, 2017

Notas para el Postapocalipsis: Hidromiel (1)

Se dice que el hidromiel es la bebida fermentada más antigua del mundo. Como su nombre indica se trata de un brebaje a base de miel y agua. Me gusta como en su libro The complete guide to making mead Steve Piatz pone como ejemplo el supuesto descubrimiento de esta bebida en el Paleolítico. Fantasea pensando como uno cazadores recolectores, quienes todavía no han desarrollado utensilios adecuados para la extracción o producción de miel, sacaban el mayor partido a los pedazos de colmena con miel sumergiéndola en agua y limpiando cera y restos de abejas. Esa agua olvidada se retomaba al día siguiente o a los cuatro o cinco días para comprobar que había adquirido una serie de propiedades interesantes.  

En mi caso ya sabía de la hidromiel antes de haber escuchado la canción de Tonino Carotone pero ni la había probado ni me preocupaba no haberlo hecho. Pero el tiempo pasa y un día pude probarla en una feria gastronómica, la hidromiel Odín para más señas. El caso es que me gustó pero no era fácil de conseguir y un día me dio el chispazo: ¿por qué no intento hacer algo de hidromiel? Ya se me podría haber ocurrido esto hace 16 años…

Así que nada, a informarse. Y esto es lo primero que encontré en los videos de Youtube (no la intentéis hacer, es muy mala):

Para hidromiel, 500 gramos de miel y 1,5 litros de agua (un litro y medio). Se pone a calentar el agua en una cazuela y se le añade la miel, se remueve y se retira la espuma con una espumadera. Hay quien la hierve (100ºC), hay quien la pasteuriza (65ºC durante 30 minutos al menos). El resultante de esta mezcla de miel y agua se llama mosto (ooooh), se deja enfriar y se vierte en una botella de 2 litros. Una vez está esto se le añade levadura (panadera) como 1 gramo, un pellizquito, vamos, se tapa con un globo que hemos pinchado con un alfiler y se deja de 2 a 3 semanas.
Una cosa que se recalca mucho en estos casos es la necesidad de higienizar, desinfectar, todos los utensilios que vamos a utilizar, normalmente con agua hirviendo o con un producto especial (o lejía con agua en las proporciones adecuadas). Otro detalle importante es que se ha de utilizar agua embotellada, la del grifo no sirve (por lo general).

La gente que grabó los vídeos sacaba la botella a las 2 o 3 semanas (o puede que sea 1) y filtraba el contenido a otra botella con la ayuda de un embudo y algodón. Lo probaban y se chupaban los dedos de lo bueno que decían que estaba. Metían la botella de 2 días a una semana en la nevera e iban bebiendo. Con lo que sé ahora calculo que estaba a mitad de la 1ª fermentación y no había podido desarrollar todo el potencial alcohólico, ahora que cuando lo probé tal cual el producto sabía mucho a levadura, otra cosa que ya sé por qué pasaba.

El resumen es que esta receta solo sirve si quieres hacer algo para empezar y tirar un poco el dinero. El resultado puede ser interesante a nivel alcohólico si estás pensando en beber líquido de radiador pero creo que nos merecemos algo más así que mientras preparaba esta receta seguí investigando y llegué a http://stormthecastle.com/mead/fast-cheap-mead-making.htm.
Mientras tanto me puse a buscar algún libro y encontré el de Ken Schram, The complete meadmaker: Home Production of Honey Wine from Your First Batch to Award-Winning Fruit and Herb Variations. No sé si será el mejor que hay o por lo menos Bueno pero me gustó, sobre todo porque las medidas vienen tanto en el sistema yanqui como en el europeo.

Esto es solo la primera entrega de, espero, una larga saga de entrada sobre la hidromiel. A día de hoy he asimilado ya para qué sirve y cómo usar un hidrómetro (muy importante) y, si la calor lo permite, empezaré a tontear con distintos tipos de levadura porque la panadera no es una opción y la que he estado usando M05 de Mangroove tienda a dejar un producto seco o semiseco y con gran cantidad de alcohol. En la próxima entrada os hablaré escribiré sobre la tremenda variedad de hidromieles que hay.  

domingo, mayo 21, 2017

Notas para el Postapocalipsis: Notas

Antes de empezar a verter en este blog las Notas para el Postapocalipsis creo que es conveniente explicar el concepto de estas mismas notas.
Cada persona intenta darle sentido a su vida como mejor puede y en mi caso la excusa es aprender cosas nuevas que pueda usar en mi vida. Empezó hace mucho tiempo, siendo niño, quizá lo motivó la curiosidad o el miedo. Más tarde se convirtió en la necesidad de reforzar mi ortografía. Después quería saber si sería capaz de vivir y apañármelas solo. Tiempo después, o quizá al mismo tiempo, apareció la pregunta de qué podría hacer si todo se iba al garete y el mundo se convertía en un trasunto de la saga de Mad Max. El caso es que creo que en realidad lo que siempre he hecho es jugar para ganar experiencia, tenía que darle un sentido a esto que llaman vida.
El caso es que no hay mejor manera de aprender que intentar enseñar lo poco que sabes y además hay una serie de cosas que estoy aprendiendo ahora y pienso, ¿por qué no lo hice antes?
Este Notas para el Postapocalipsis nace con una vocación ególatra y onanista pero también como un intento de recuperar el blog y la vieja llama de la escritura y el aprendizaje. El blog no va a cambiar mucho de como era antes, las entradas tratarán de cualquier tema aunque esta vez intentaré que algunas de ellas estén más conectadas. Veamos cómo sale esto.

jueves, mayo 18, 2017

Notas para el Postapocalipsis : vuelta

El Rincón del Oimado surgió hace más de 14 años como un método de aprendizaje y una terapia psicológica. Tras una breve epifanía, no exenta de vergüenza por lo escrito, decidí borrar mi primer blog, sito en Zonalibre.org, y volver a empezar. Por suerte al borrar el blog tan solo se borraba el acceso al mismo desde el portal y pude ver como tanto mis tonterías como las opiniones y comentarios vertidos sobre lo que había perpetrado seguían, de un modo u otro, en la red. Por supuesto, antes de borrar el primer Rincón lo había guardado en un documento de Word pero no era lo mismo sin el contexto que ofrecen las imágenes y los comentarios. Soy consciente de que toda esta información inútil aunque a día de hoy “ego-onanisticamente” placentera está condenada a desaparecer eventualmente pero por ahora, y los años venideros, resulta un testigo de incalculable valor personal de lo vivido, lo no vivido, lo evolucionado y no evolucionado de mi persona desde aquellos días que parecen al mismo tiempo lejanos y ayer mismo.
Para muestra un botón:


Mi vida ha dado vueltas desde entonces pero me da la sensación de que sigo en el mismo sitio. No sé si es porque de tanta vuelta estoy mareado o porque sencillamente estoy centrado. El caso es que todo este texto vertido en las redes, más el que escribí previamente compartido con nadie y con unos pocos. Toneladas de cosas habladas, malhabladas, escritas y pensadas son lo que me define y al mismo tiempo no bastan para definirme en absoluto.
Empecé a escribir para aprender. Sigo aprendiendo aunque no escriba tanto. Voy a volver porque me echo de menos y porque necesito sacar a pasear ese lado friki que ha estado aletargado durante menos tiempo de lo que parece.

Quién sabe, quizá pueda sacar algo de aquí para empezar un podcast… pero no adelantemos acontecimientos. Lo del título lo explicaré en próximas entradas. ¿Volvemos?