lunes, junio 28, 2010

Trastos, trastos y más trastos

Hace años, en un Salón del Cómic lanzaron una pregunta retórica al aire, una de esas que nos solemos hacer aunque sepamos la respuesta pero que nadie va a responder. "¿Por qué hay mucha gente que deja de comprar tebeos cuando llega a una edad adulta?", o lo que equivale a decir: por qué no los compra cuando se casa.
La respuesta está en el espacio y en nuestra propia evolución (o involución) como lectores o personas. Lo que un día nos gustó mucho, hoy puede que no nos haga tanta gracia, pero aferrándonos al recuerdo de lo bien que lo pasamos en ese momentos conservamos ese material en un estante cogiendo polvo (mucho polvo). Cierto es que hay "incunables" del cómic, auténticas obras literarias que hoy en día se cogen como storyboards de pésimas películas (y un trabajo se ahorran). Y hay que aclarar que las bibliotecas, si bien no pueden abarcarlo todo, todavía tienen asignaturas pendientes por lo que respecta al cómic adulto. Quizás la solución de crear una asociación de amigo o una biblioteca entre varios fuera la respuesta a nuestros tormentos cada vez que pensamos en el espacio, pero hay veces que QUEREMOS TENERLO y al más puro estilo Gollum nos los agenciamos cual tesoro. Supongo que eso nos viene por nuestra rama capitalista y la sociedad de consumo, lo cual no quiere decir que no podamos tener una biblioteca "familiar". Pero llega un momento en que los trastos acumulados durante una vida nos comen el espacio para el futuro y hay que tomar decisiones. Lo bonito sería que pudiéramos contar con las/algunas bibliotecas municipales o de barrio donde depositar todo aquello que no podemos guardar más. O en otras palabras, lo bonito sería que todo lo que tenemos, y ya no podemos guardar, se aprovechara. La era digital de los libros se nos echa encima y todo podría cambiar, para bien y para mal. Antaño eran un tesoro y hoy son algo que a veces adquirimos sin reflexionar -y sin tener tiempo para leerlos-.
El cambio es bueno, hay que renovar, perder para apreciar el valor de las cosas. Deberíamos buscar nuevos modos de "reciclar", por mucho que jodan al capitalismo. Con perdón.

miércoles, junio 16, 2010

Alquiler nefando

Hace poco que probé el sistema de alquiler de películas del xbox live, y lo cierto es que me dejó con sentimientos encontrados. Para poder alquilar por tu xbox en primer lugar tienes que comprar "microsoft points", lo cual quiere decir que lo primero que has de hacer es gastarte más dinero del que realmente necesitarás para alquilar una película. Hay que decir que esto de los puntos es una estrategia comercial bastante hábil, te hacen pagar por un número determinado de estos puntos (siendo el mínimo coste 6 €uros, y siendo el pago más cómodo y barato la tarjeta de crédito que, una vez vinculada a tu cuenta live, no te resulta nada fácil desvincular permitiendo así que te sea más "fácil" gastar la tarjeta de crédito en horas bajas, cuando tus defensas mentales están por lo bajo también), que después podrás canjear por todo aquello que está a la venta en el bazar. El hecho de que se pague en puntos puede hacer que aquellos que deseemos saber cuánto pagamos exactamente tengamos que parar un poco para calcular lo que nos cuesta la broma.
Una vez explicado esto vayamos al grano. La prueba salió bien por lo que respecta al funcionamiento del sistema, pero lo cierto es que de dos películas que alquilé, la más nueva, y cara, resultó ser la peor de las dos. "Mad Max, más allá de la cúpula del trueno" VS "Sherlock Holmes".
Supongo que dará para más hablar de lo malo que está siendo el cine de hoy en día (de Hollywood), pero lo cierto y triste de este alquiler fue que me pareció que Sherlock Holmes era una película bastante mala bien hecha... rarezas de hoy en día.

martes, junio 15, 2010

La mort d'un nesprer

Fa gaire bé deu anys que em vaig emancipar -bé, falten uns mesos però tant fa, la sensació és ja de una dècada-. També podria dir que vaig agafar els estris (“bártulos”) i vaig moure a viure tot sol, però un cop més estaria faltant a la veritat. Vaig a anar a viure amb dos amics dels quals tan sols un i jo ens quedàvem a viure tot sols a la casa (l’altre portà el seu ordinador i el muntà allí per tal de tindré accés a internet, la xarxa no estava tan estesa en aquella època com ara). Passaren moltes coses i al cap d’un any ja estava vivint tot sol a la casa, i en cosa de tres anys el altre amic ja s’havia emportat el seu ordinador i la meva solitud era total. Ara pensareu que pagar l’arrendament tot sol degué de ser dur, i ho haguera segut de no ser per que la casa era dels meus pares i mai pagarem arrendament.
Per aquella època un company de feina em va regalar un nesprer per tal que em fera un “bonsai” i, junt a un parell de plantes més comencí a cuidar-lo. De bonsai no en vaig fer, el trasplantí dos cops i allò creixé fins fer fruit. I això que no arribava al metre.Fa poc m’he casat, i he tingut una filla, duc més d’any i mig vivint amb la meva dona i gran part de les meves coses encara son a la meva casa de solter. Al principi, quan vaig portar a casa de la meva dona la meva escrivania i l’ordinador, vaig sentir com si una part d’aquella casa haguera segut arrancada i posada a la força en un lloc aliene. Era com una ambaixada, un petit tros d’un país dintre d’un altre. Un lloc estranger en terra coneguda, o una terra coneguda en lloc estranger. El meu cervell encara no podia separar les meves coses de la meva antiga casa. Fins ara.
Ara ja sembla que tot estiga en el seu lloc, tot i que continue sense portar un 80% de tot el que tinc a la meva antiga residència (de lo qual una gran majoria son llibres i jocs de taula). Però el nesprer també s’ha quedat, sol, a la galeria. I es precisament aquesta planta una referència viva del que es el canvi de la meva vida i, supose, que amb la seva mort, o trasllat, es tancarà un cicle que durà deu anys.
Es tancarà un cicle i ja ha començat un altre. Definitivament aquell episodi de la meva vida ja ha passat i espera pacient a que tinga el valor o el temps necessari per a tancar-lo. Arribaran moments de purga stalinista per a coses que fa temps que tinc oblidades en algun calaix, però també moments de retrobada amb coses que creia perdudes des de fa temps. Tan sols espere que el nesprer sobrevivisca al canvi i poder parlar d’ell d’ací a deu anys.