jueves, marzo 20, 2008

viernes, marzo 14, 2008

El tiempo es oro

¡Inkureibure! ¡Vaisu a morir! ¡Mazingeru zetto!

Esta semana ha sido tan cundidora que no puedo creer que sea todavía viernes (de la misma semana).
Viaje para arriba y para abajo, carreras por el metro, infartos de miocardio laborales y escolares... Lo normal, vamos.

Pero el caso es que al volver, delante de mí pasando la maleta por el control ese de la RENFE, estaba él, Darth Vader, Terminator, la voz, el hombre de las mil caras, el gran Constantino Romero.
Como es normal, no me tiré encima de él diciendo: "dígame tan solo una vez eso de -yo soy tu padre-". Que si una cosa aprende uno después de casi matar de un infarto a José Luís Lopez Vazquez (y eso que solo dije "coño, joseluisLopezVazquez" al encontrármelo de sopeton en VLC tras girar una esquina el día que iba a ver si podía hacerme con la reserva de una N64 en el Corte Inglés), es que las personas son humanas y necesitan de su tranquilidad espacio vital. Vamos, que si realmente no tienes más que decir que admiras su trabajo y darle las gracias por eso pues se hace cuando surge la ocasión y no se le atosiga a la persona todo el rato diciéndole eso de "dibújame un narizón, pero de los de antes, no de esos raros con las piernas largas".

Caballeros, un poco de aire y espacio (kûkan) para el prójimo.

Vamos, digo yo (qué, ¿se nota que esta semana servidor puede acabarla en un manicomio?).

domingo, marzo 09, 2008

Sentimientos encontrados

El Rodolfo Chikilicuatre ese, o como se llame, ha ganado las primarias para ir a Eurovisión.
Así me gusta, llevando bien alto el pabellón patrio...
El caso es que la Eurovisión (EV en adelante) esa ya no sólo no es lo que era sino que no encima no es ni lo que es ahora. Quizá por eso sí que se merece una buena colleja para ponerse algo firmes. Risas a parte de lo que puede ser ver a uno de los actores de plantilla de Buenafuente haciendo el "payaso" (de oficio) en el escenario de EV. Y tela también como deberán de tener la cara de dura o poner el gesto inmutable a la hora en que los diferentes países distribuyan esos míticos votos "políticos" (voto a tal porqué me da cual o me ayudó en tal o cual cuestión, y luego a ese por que pobre es nuevo o me dan lástima sus pobres).

Tela.

Pero por otro lado también me dan pena los cantantes profesionales que se esforzaron por llegar ahí y promocionarse (que también será que no son todos los que se presentan, que donde la bolsa suene callen voluntades imparciales), que no todo es Operación Triunfo ni fama ni leches, y que hay quien lo hace por comer o un sueño (quizá inalcanzable).

Había dos maneras de "protestar". Una es la del "Rodolfo". Bien. La otra era la de enviar a alguien bueno de verdad y que se les cayera la cara de vergüenza a propios y ajenos por no votarlo (politiqueo). Mejor.
Pero como siempre enviamos a los muertos de hambre, los llamamos tercio viejo, y que degüellen a mansalva, y aquí paz y allá gloria, y acullá que lo flipen. A mí ya me está bien así (que el hombre también se lo ha currado), pero que luego nadie se queje. Que los organizadores del EV me da que no lo van a hacer, récord de audiencia que van a tener.
Y si por cada voto paga la SGAE un €uro al erario público para pobres de verdad, ¡mejor!


Y que lo sepa todo el mundo: ¡Teruel existe!

Ir por la vida hecho un Dresden

Y esperar que no sea el Dresden de “Summer Knight”.

Pero expliquemos primero qué significa eso de ir hecho un Dresden por la vida.

Harry Dresden es el personaje principal de la saga de novelas creada por Jim Butcher “The Dresden files”. Sea como sea, el pobre mago detective privado (sí, cierto) a la mitad de la novela ya está molido a palos. Y el caso es que suele terminar aun peor. Por el camino se ve como se las apaña para mendigar algo de comida rápida y beber ingentes cantidades de “coca-cola” (con mucha cafeína) para darle esquinazo al hambre y el sueño.

Y en esas andamos, dos fines de semana consecutivos sin dormir cuando el cuerpo nos lo pide pueden resultar de lo más dolorosos, menos mal que el siguiente no parece que vaya a ser igual. De cualquier modo mantener un ritmo de vida así, a la larga ha de ser mortal de necesidad.

Y es que hoy me duelen partes del cuerpo que no sabía que me pudieran doler.

viernes, marzo 07, 2008

Cansancio

No me refiero con este título a esa rara enfermedad denominada “síndrome de fatiga crónica” (arrea con el nombre) sino a algo más trivial pero también igual de peligroso.

Ese cansancio espiritual o psíquico (dependiendo del enfoque que le demos) que no siempre necesariamente lleva consecuencias físicas asociadas a él. En algunos casos puede ser catalogado como estadios iniciales de depresión, aunque en determinados sujetos no ha llegado nunca a darse el caso, aunque sí se ha “agravado” de un modo impensado.

El proceso de este extraño cansancio que un alto porcentaje de los entrevistados reconoce haber sentido alguna vez en la vida (todos ellos mayores de 30 años) se caracteriza por la imposibilidad de diagnosticarlo correctamente.

En primer lugar, el sujeto, que no siente a priori ninguna indisposición física visible, podemos decir que se levanta y le viene a la mente una frase, o quizás una idea –por eso de no enmarcar excesivamente el asunto en cuestión-, “¿para qué?”.

Con ese simple “¿para qué?”, se inicia una cascada de ideas y reacciones que hacen, en algunos casos, revisar al sujeto su trayectoria vital. Y en casos extremos, sopesar la conveniencia de no ya seguir por el mismo camino, sino incluso de seguir viviendo.

He aquí donde cabría esperar una reacción depresiva o una contra-reacción, una especie de mecanismo de defensa mental que anulara esta sensación de “vacío” (como algunos de los encuestados aciertan a referirse a ella).

En los casos más sencillos la cosa se zanja con unos días de “calentamiento de cabeza”, liberar estrés de un modo nocivo para la economía del sujeto en cuestión y poca cosa más.

Entre los casos más graves se pueden encontrar adicciones a sustancias en mayor o menor grado estupefacientes, por supuesto depresión, e incluso suicidios.

De los que en un momento de su vida decidieron el cese de esta como solución a sus problemas y en cierto modo fracasaron o se echaron atrás, se ha realizado una encuesta en la que sorprendentemente su nivel cultural era medio-alto y un muy alto porcentaje de ellos no solo no creía en el “Cielo” o el “Infierno”, no creía en ningún tipo de vida ni “Más Allá”. Una voz surgida de los encuestados declaró encogiéndose de hombros: “Es una alternativa a la vejez”.

E incluso cierto sujeto se atrevió a catalogar la muerte como: “Un Game Over en la pantalla de la vida, unas letras cutres en verde fósforo sobre un fondo negro, sin “continues” ni pollas; con la mala leche que eso da. O daría, porque ya no te enteras de nada”.

Tremendo.

Todavía no está claro qué es lo que crea esta extraña “tendencia” –quizás sea más correcto catalogarlo así que no como enfermedad-. Soledad, falta de metas a cumplir –por que se cumplieron ya, no había o no se pudieron cumplir-, observación del entorno cercano y lejano –lo que ha hecho con su vida la gente que conocemos y “cómo va el mundo”-, etc...

De todos modos muchos no ven en la mencionada “alternativa a la vejez” la solución a este mal.

Y hasta aquí todos los datos son más falsos que unas elecciones en la Edad Media.

Ernest Gary Gygax, uno de los creadores del D&D falleció esta semana que concluye. Con la muerte de Robert Jordan, el anuncio de alzeimer por parte de Terry Pratchett y alguna cosa más que seguro que está por llegar o ya ha ocurrido sin que yo me entere, parece que la vida de los que han dedicado su ídem al ocio exprimiendo al máximo su imaginación es más corta de lo que debería de ser –o de lo que desearían sus “fans”.

Quizás algún día veremos ese cartel invisible que nos señala a nosotros y dice: “tú el siguiente”.