martes, julio 11, 2017

Qué maravilla, saco agua del pozo y riego las plantas (Basho)

Sí, ya lo sé, la segunda entrada ha tardado lo suyo, y encima no trata de la hidromiel, pero tened en cuenta que la hidromiel lleva su tiempo y no todo es fermentar dos semanas y embotellar.

Hace poco fuimos a ver con las niñas una película al cine. Fue una auténtica locura, lo sé, y no solo porque éramos cuatro y la broma (más palomitas, refresco y agua -uno de cada-), nos salió por 40 €uros. Y es que fuimos un sábado, como decimos aquí “pensat i fet” (pensado y hecho), y hoy en día para ir al cine con la familia (y sin ella) hay que buscar los días del espectador y las matinales como quien busca la sombra y la brisa en verano. Fue una locura, una deliciosa locura, sobre todo por la elección de película que hicimos… fuimos a ver Wonder Woman, con dos niñas de 4 y 7 años.

La película estaba recomendada para mayores de 12 años así que hice un cálculo mental y concluí que este tipo de cine 15 años antes sería para todos los públicos… y en cierto modo acerté. Ni sangre, ni vísceras, ni diálogos malhablados ni exabruptos tardo-adolescentes, nada de eso se puede encontrar en la película. Sí que hay muertes y drama y diálogos con doble sentido, hay hipérboles escénicas, y frases tontas también pero por debajo de la media de Hollywood, de modo que no solo era visible para las niñas, también lo era para mí. Aunque estuve más pendiente de si había algo que no fuera para ellas y nervioso por si habíamos hecho bien metiéndolas a ver una película de estas características. Pero no, todo fue no bien sino más que bien. Les resultó algo larga, sobre todo a la pequeña, pero salieron entusiasmadas del cine, tanto que al día siguiente ya se habían hecho un par de disfraces con cartulinas y ropa vieja. La pequeña de Wonder Woman y la mayor de Batgirl.

Por lo que a mí respecta, la película me gustó, pero como disfruto las películas ahora, sin expresar mucho lo que me gustan ni por fuera ni por dentro, si aferrarme a lo que he visto porque creo que he visto casi de todo ya en el cine. Pero también me gustó y, ahí sí, mucho por otro motivo. Me gusto ver en los ojos y en la alegría de mis hijas lo mismo que había hecho yo de niño, su disfrute y su imaginación, y sus ganas de vivir la ficción más allá de la película. Me acordé de cuando me hice un arsenal de hachas madera tras ver tropecientas (medida aproximada) veces la segunda de Conan (Conan el Destructor, novela de Robert Jordan, el de La Rueda del Tiempo, película no muy buena pero era Schwarzenegger y eso ya valía todo el oro del mundo en Oscars con mi edad).

También me encantó que se hablara de Zeus, de Ares, de los dioses griegos. Quizás eso ayude a que la gente se interese un poco por la mitología clásica. Y puede que esto lleve a la gente a redescubrir estos magníficos cuentos que Jim Henson produjo en su versión clásica de su ya clásico El Cuentacuentos (The Storyteller). Ambos disponibles en youtube y altamente recomendables, aunque el de los mitos griegos puede dar miedo a los niños más pequeños.

Pero un momento, párense, esto no es una de esas entradas que critica la infantilización de los niños o, como lo llaman algunos ahora, la Disneyización. No pretendo aleccionar a nadie con la necesidad de que muestre a sus hijas más películas de guerreras y menos de princesas. No. Desde mi punto de vista, ese maniqueísmo resulta del todo innecesario, lo que necesitan las generaciones venideras es una educación eficiente que les enseñe a pensar por sí mismas y ese sentido común que tan poco común es que las enseñe a no quedarse con un rol u otro a que no hay nada escrito y que se puede ser princesa el lunes, pastelera el martes y ya si el jueves si quieren repartir tortas como Xena que puedan volver el viernes a conducir trenes o coser vestidos…

Quizás otros padres repitan mi experimento y les vaya fatal, no somos una familia representativa, no existe tal cosa. Solo digo que hace dos sábados fui a ver Wonder Woman con mi mujer (sin la cual hubiera sido imposible plantear la aventura) y mis hijas, nos gastamos un dineral y nos gustó.

Y no, nunca he sido seguidor del personaje, aunque lo conozco, ni mucho del cómic americano… ya ves.