martes, julio 24, 2007

Suicidio

Hay días, semanas, meses, temporadas, que te hacen replantearte toda tu existencia desde el punto de vista si/no. Te pasan varias cosas malas, a pesar de tu buena voluntad o tus buenas acciones, y te empiezas a calentar el bulbo raquídeo. Cosa mala, hay que decir, empiezas a sopesar tu vida en pros y contras, en lo que has hecho bien o mal, en lo que tienes... El resultado suele ser, en la mayoría, decepción, y algunos ya pasan a la segunda fase, muerte. ¿Vale la pena? ¿A la mierda todo y reset?
Vaya alegría, ¿no?
Hoy ha sido uno de esos días. Salgo del pozo y vuelvo de nuevo a él, como el del chiste (a Zaragoza o al pozo), casi estoy por afirmar que va a ser temporada lo que llevo. Pero no es para tanto, los días malos tienen como norma que te hacen verlo todo desde un punto de vista deformado, virado a lo negativo.
Enumerar las causas sería ya perder el tiempo quejándose. No vale la pena. Por eso he planeado un doloroso final para mi anodina existencia.
Esto. Pimientos de piquillo made in Perelló Orts' ort con verduras y tal. Muerte garantizada, ningún suicida lo intentaría así.



Qué le vamos a hacer, algunos preferimos esto a la soga, nada como un buen almuerzo y acabar el día con un litro de cerveza en la barriga para que cuando te despiertes te de la sensación de haber estado muerto... Si despiertas, claro.

lunes, julio 16, 2007

Ser Despresiable

Mártir para unos, villano inconfundible para otros, no hay lugar para zonas intermedias cuando tratas con los Sidhe. Y más vale, por tu bien, que no tengas nada pendiente con ellos…

Era mi intención, ya en la semana pasada, hablar de los faericos Sidhe –por influencia de mis recientes lecturas, pues en este mundo todo se mueve con las olas y sube o baja según la marea-. Pero eso era la semana pasada, una que pasó extraordinariamente deprisa, tanto que apenas ha dejado huella de sí en mi memoria.

Ahora, al principio de esta, recién estrenada y con el acelerador también pisado a fondo, me hubiera gustado hablar de blancos y negros. No de la pigmentación de la piel, no, sino de cómo nos facilitamos la vida los humanos viendo las cosas de un modo bicolor, sencillo y cómodo, sin complicaciones morales. Trazamos nuestra frontera, ya sea cultural o social, y más allá de ella ya no nos vale nada. Y ojo con tener un pie a ambos lados, pues dependiendo de lo cerca que estés de nosotros te veremos “aquí” o “allí”.

Humanos, para qué decir más. Y, aún así, hay veces que es necesario trazar esa frontera y actuar en consecuencia. Que lío, ¿no? ¿Mal si ando, mal si no ando? No, no es tan complicado, o puede que si, tan solo hay que saber cuando andar. Cosa nada fácil, aunque si hay gente que tiene una gracia especial para hacerlo de un modo natural, innato.

Y mientras lleno la cabeza y el blog –o bitácora- de tonterías, el verano pasa y mis sentidos empiezan a chillar en silencio, poco a poco, levantando la voz según pasan los días, advirtiéndome de que el tiempo se va y no estoy haciendo más que la mitad de lo que había previsto. Pero las cosas son así, y nunca llueve a gusto de todos.

Y para los interesados, la “Llima Tengu” sigue a la espera de ser sacrificada en cubata o ensalada.

miércoles, julio 04, 2007

La "Llima Tengu"

En los albores del verano, me asalta una duda. ¿Podré o no podré practicar el desarrollo de nuevos platos de suculenta comida antes del nuevo ciclo de estudios? Sigo esperando, meses ha, “la llegada del foguer”, xe!

Tengo un par de bolsas de harina de okonomiyaki, y una de tenpura, listas para ser abiertas antes de su fecha de caducidad. Pues no, no hay manera, la gente se va a ir de vacaciones, o emigrará en busca de mejor clima, y no va a haber manera de “practicar”.

Bueno, no hay problema, si falta de uno buscaremos de otro. Si hay un Señor del Mal, debe de haber un Chôjin (y cosa mala es). Aprovecharemos que el carror derrite neuronas para buscar una presa fácil que esté dispuesta a someterse a las más exquisitas y placenteras torturas del masaje y la “media” cocina (porque de alta nada).

Bueno, háganse a la idea de que la cosa está, no mala, sino rara. Les presento a la “Llima Tengu”.