Objetos perdidos

Ya he dicho que de fotos nada, ¿no? Pues mal me sabe, no cogí la cámara por eso de que se ha convertido en un mamotreto sorbe-pilas, y porque sabía que otra gente había traido la suya.
Pecadores.
La gente se hace vieja o estaba cansada, el caso es que ninguna foto. Y no vale comentar "¿tan difícil es pedirles la cámara?" a modo de tipo duro, que para cuando lo único que quedaba hacer por allí era precisamente eso, fotos, la gente ya se había marchado dejándome solo, sniff.

Pero veamos, segundo suceso del día. Estando revoloteando el stand de Glenat se me acercó un niño pidiéndome que le dejara el móvil porque se había perdido. Con, supongo, buen juicio lo llevo a megafonía -o el stand del organizador- y le digo que si no encontamos a su padre allí le dejo el móvil y llama. Vaya, el chaval se sabe el móvil de su padre y a mí me costó tres años en memorizar el mío -vale, nunca me preocupé.
El caso es que en megafonía sabían del padre, que tras decirle que no se apartara del stand había hecho lo que todo padre, apartarse e intentar buscar por su cuenta a su hijo. En unos segundos estaba allí con los hermanos del chaval y todo solucionado.
Me dio las gracias por encontrarlo y yo le respondí que no, que me había encontrado a mi el chaval, cosa cierta pues el niño pudo haber preguntado en el stand mismo.

Cosas veredes, el Saló más raro de mi vida. ¿Me estaré haciendo viejo?