Del tiempo en que iba a karate, recuerdo con añoranza, entre otras cosas, la parte del saludo. Nos poníamos en fila por orden de grado, saludábamos (al estilo oriental, rei 礼), nos sentábamos en seiza (正座 ("sentarse correctamente") -Postura del diamante en yoga) y realizábamos, primero el mokuso, y después los tres saludos de rigor (shômen ni rei正面に礼 (saludo al frente, donde debe de estar el tokonoma床の間 -altar del dôjô (道場) que representa a los maestros anteriores y el espíritu del arte marcial en cuestión-), sensei ni rei先生に礼 (saludo al maestro), otagai ni reiお互いに礼 (saludo mutuo -entre los alumnos-)). De lo que voy a hablar es del mokuso, una especie de meditación en la que se suponía que teníamos que librarnos de toda la carga negativa o positiva que lleváramos arrastrando del día. En definitiva, nos vaciábamos de todo tipo de voluntad i/o sentimiento para poder practicar con libertad. Cabe decir que de esto no te lo explicaban nada más llegar y tenías que estar bastante tiempo practicando para saber realmente para qué servía el mokuso, a parte de interesarte por el tema de manera independiente y leer algo al respecto por tu cuenta.
La palabra en cuestión, mokuso, la he buscado en diccionario y preguntado a japoneses pero no sabían nada de ella, parece ser que es un vocablo antiguo o en desuso, de todos modos lo importante es que sí que me lo supieron relacionar con el meisô瞑想 (lit. meditación - no confundir con zazen座禅, sentarse a lo zen y meditar). Llegados a la parte de meditación, y sin saber nada de filosofía y religión orientales, podemos pensar que eso de meditar es elucubrar mentalmente hasta la extenuación sobre una idea o concepto. Cierras los ojos y piensas sobre algo con todas las variantes, meditas... Pues nada más lejos de la realidad. Meditar, desde el punto de vista oriental, es todo lo contario. Hay que lograr no pensar en nada, acompasar la respiración estar con la espalda erguida y mantenerse imperturbable ante cualquier ruido o imprevisto. Meditar significa hacer un breve paréntesis en nuestra vida y actividad mental dejando el cerebro en "stand by", bajo mínimos, en busca del satori悟り (el nirvana, la iluminación). Una vez más se impone la eliminación de todo pensamiento, positivo o negativo, para no dejarse llevar por el ego, del que daremos buena cuenta y meteremos en cintura con la práctica de esta particular meditación.
En diversos artes marciales, también el ninjutsu, se utiliza esto mismo, la meditación, el paréntesis que pretende que dejemos de ser lo que somos fuera del dôjô y no seamos nada más que nuestra respiración y movimientos. No hace falta decir que lograr esto es extremadamente complicado y requiere años de práctica, pero eso sí, tranquiliza.
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