Hace cosa de trece o catorce años, cuando leía con fervor “La Rueda del Tiempo”, hacía ya un tiempo que Timum Mas había dejado de publicarlo quedándose en el tercer libro (una edición de lujo –o sea, muy cara-, por cierto, con dibujos de Ciruelo), llegó a mis oídos el rumor de la muerte de su autor, Robert Jordan (seudónimo de James Oliver Rigney, Jr.).
Por supuesto, esto no era cierto. Las mentes calenturientas y apocalípticas de los fans habían creado un monstruo a partir de la nada. Cabrones.
Pasó el tiempo y “La Rueda del Tiempo” se volvió a publicar con una edición aparentemente más barata (¡albricias!), que seguía más allá de los tres volúmenes iniciales. Por supuesto, me reenganché.
Al final, por varias razones, dejé de leer WoT (nombre de la saga en inglés, “Wheel of time”). Unas razones, entre las que estaba lo espesa que puede ser su lectura si coges el libro en frío. Pero a pesar de los rumores, Jordan estaba vivo, así que fui comprando sus libros para ir leyéndolos o que otros pudieran hacerlo (mi madre se los está leyendo).
Mención especial al sistema de publicación, partir un libro en dos pero manteniendo un precio de, al principio 1500 pesetas, después 2700 pesetas, y al final 18.50€ (unas 3080 pesetas). Tapa blanda, buen tamaño, letra pequeña, buen papel al principio.
El caso es que hace poco vi que Robert Jordan tenía blog y me enteré de su enfermedad, amiloidosis cardiaca (una enfermedad extremadamente rara e incurable en algunos casos). El hombre estaba muy animado, luchando a capa y espada gastando sus ganancias de best-seller en su tratamiento médico. Es caso es que por trabajo y estudios llevaba un tiempo sin pasar por su blog y cuando pasé hoy he visto que el señor “James Oliver Rigney, jr.” falleció el pasado mes de septiembre.
Su último volumen de la saga está por publicar y a medio hacer, dejó instrucciones, múltiples anotaciones y hasta grabaciones de voz explicando el final de su obra. Por lo que se supone, el último volumen se publicará póstumamente dando un precipitado punto y final a la saga.
Al final estas bromas amargas del destino dan que pensar, primero Jordan, después Cebrián. Dos vidas que se han ido antes de completar su trabajo. Si, también falleció F. Fernan Gómez, si, pero en su caso, aunque igualmente lamentable, existe el matiz de que había vivido su vida plenamente llegando a la vejez. Si, siempre queda algo que hacer, pero no todos tenemos el mismo tiempo para hacerlo. Lo bueno es que no sabemos ni cuando ni donde. O si no recordad a Vázquez Montalbán.
No puedo si no recordar esa coletilla que se dice tanto en los funerales: “no somos nadie”.
1 comentario:
Tempus fugit...
Publicar un comentario