Si hay algo que tienen los viajes de largo recorrido una vez finalizados (y teniendo en cuanta todos los transportes de origen a destino) es que le dan a un servidor unos días de estoica tranquilidad.
Después de más de 16 horas de idas, venidas, pataleos y rodillas inquietas; y otras 16 de ídem de lo mismo, uno llega a casa sin ganas de moverse ni de que lo muevan. Pero el deber espera y esta semana no ha sido muy diferente de otras.
En primer lugar maticemos. Esa tranquilidad estoica, como he dicho antes, me la dan los aviones, o eso creo ahora. Y se da incluso tras dos situaciones opuestas. Es decir, tanto si el viaje sale bien como si sale mal. En primer lugar porque no crees que nada pueda salir mal después de todo. Y en segundo lugar porque no crees que nada más vaya a salir mal después de todo lo que ha pasado.
Esto es como con el cerdo, que se aprovecha todo.
Bien, dicho esto prosigamos. La semana empezó con descanso, solo trabajé de lápiz y papel hasta el jueves. Lo malo es lo que vino ahí. Un motor del tren de laboreo se sobrecalentaba, saltaban el sistema de seguridad y se bloqueaba. Como el motor de marras está viejo solo cabe cambiarlo, pero a les 2-3 de la mañana no trabajan los técnicos y no puedes pararte a cambiar nada... total, mucho trabajo extra y olas de 3 metros en adelante.
Lo que pasa es que al final uno ya esta tan majara que hasta llega a disfrutar esas dificultades, sufrimiento a parte. Hasta me salieron unos versos en anglicano (que no tengo a mano).
Cuando digiera el viaje a Japón explicaré cosas, que algo hay.
6 comentarios:
y los versos, porfavor.
Hasta el jueves no los tendré a mano, pero si hago memoria antes, lo sabréis.
asin magusta parlando xurro " pero a LES 2-3 de la mañana
jeje
Tú... vols treballar el divendres per la nit, no?
Sí, sí que vols treballar tota la nit i no anar al partit de basquet i que al teu entrenaor li pegue un infarto, a que sí??
nhomeno
qui son els dels virus??????
parlen en ingles i estan un poquet a soles bojos
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