Pero ellos esperan.
He abierto el armario buscando otra cosa y los juegos me han mirado majestuosamente. "Nosotros esperamos", parecía que dijeran. El "2 de mayo" ha sido el primero (este año no se ha hablado tanto del aniversario del 2 de mayo, mira tú por donde). El sello rojo de GMT que llevan cual Medalla al Honor los "C&C: Ancient" ha capturado mi vista y los he visto como viejos generaluchos que saben de qué va la cosa de los ciclos del tiempo. Ellos me han hecho recordar las mañanas de domingo pasadas con su hermano pequeño Battlelore. La sensación es el mejor de los recuerdos, como cuando recuerdo la N64 y Super Mario World 64 sin poderlos separar de las sensaciones de una de las más deliciosas y dulces primaveras que he vivido, y no por la consola y los juegos sino por muchas otras cosas.
Con el Battlelore pasábamos las mañanas de domingo (algunas mañanas) de un temprano verano, agotado mi tiempo ya en mi antigua vivienda, arañando estancia añadida sabedor de que el fin se acercaba. El sol, de rayos dorados atravesaba la mampara iluminando el campo de batallas hasta casi cegarnos. La casa se conservaba fresca y los dados rodaban sin favorecer a nadie.
Ahora no ruedan.
Por ahora, por ahora. Ellos esperan.
Puerto Rico y Carcassonne, incluso el Romulan... Todos esperan pues su momento ha de volver, cuando se apaguen las luces, cuando la luz sea el día y la noche sea solo sueño, ellos despertarán.