Vuelvo del más allá y abro un apartado, dos en uno, que intitularé "Historias patéticas".
Baste decir que de ambas cosas me sobra.
Hoy os hablaré de por qué no me confirmé en la religión cristiana-rama-católica-apostólica-romana. ¿Creéis que fue por convicciones? ¿Por convertirme a otra religión? ¿La "jedi", quizás? ¿Por una conspiración judeo-masónica? No, no y no. Por vergüenza.
Resulta que después de pasarnos todo un cuso de EGB quedándome después de clase, un día de la semana creo que era, a "clase" de confirmación -aprovechando infraestructuras públicas, eh, cabroncetes, como se nota que eran otros tiempos-, nos emplazaron para continuar después de vacaciones de verano. Serían un par de clases y la confirmación.
Ahí es donde me paso todo el verano currelando y se me olvida por completo lo de la confirmación de marras. Llego un día y veo a compañeros de clase que van todo acicaloados y entonces, y solo entonces me acuardo de lo de la confirmación.
Patético.
Y más patético aún, de dio vergüenza presentarme en chandal y sin padrinos, ergo, no me confirmé.
Y mira, eso que he ganado, cattle.