

El horrior.
Sin alzar la voz, andar sin parar te puede llevar más lejos que correr alocadamente.
Esto se acaba. No, no me refiero a las vacaciones, eso ya es agua pasada, me refiero a las panaderías. Queda poco para que empiecen a extinguirse a un ritmo más que alarmante. Qué se le va a hacer, es el ritmo de vida que se lleva o, mejor dicho, que nos hemos dejado imponer. La lucha de clases ya terminó, ni se ganó ni se perdió –hoy cualquier puede comprar un coche, culo en pompa mediante-, se quedó en un agónico estancamiento que bien puede considerarse como si se hubiera perdido. Aunque no sé muy bien lo que se intentaba alcanzar, no he estudiado tanto, ni las conquistas sociales que realmente se alcanzaron, si que da la sensación de que la cosa ha quedado “zanahoria-atada-a-palo”. Tampoco es que se pueda hacer mucho al respecto ni se pueda señalar con el dedo a un sector de la población mundial que corte el bacalao –en su caso sería mínimo-. Qué coño, si los hay, saben lo que hacen, no los han pillado nunca en el ajo.
Nota mental, leer más sobre las conquistas sociales y la lucha de clases en los siglos XIX y XX.
La gente de hoy en día, los que viven en el “Primer Mundo”, parece ser que ha entrado en letargo a base de tener las necesidades básicas garantizadas, o la zanahoria. Llegados a este punto al que, quiero creer, la humanidad ya ha llegado antes con otras civilizaciones, solo queda un paso para ir más allá, enseñar y aprender a pensar. Lo malo es que cuando unos pocos lo empiezan a lograr se va todo al garete por guerras y estancamiento de la sociedad y las instituciones. Otra cosa ya más seria sería reflexionar acerca de las posibilidades reales que tiene una sociedad, si no la humanidad en sí, de llegar a pensar por sí mismos de un modo racional y mínimamente egoísta. Porque eso es lo que nos echa a perder la mayor parte de las veces, el egoísmo y sus variantes –envidia, codicia, chulería, desenfreno… parezco
Como veis ya se me ha ido la olla, así que lo dejaré ahora que estoy a tiempo de ofender solo a unos pocos, antes de que esto se convierta en una ofensa a escala mundial por la gracia de los dogmas y estamentos pre- y post- establecidos.
Caldo de Bujaspatarrás
Cazuela de hirviente agua
Ancas de rana, sangre de lagartija,
Rabo de toro y orujo de botija
Seis veces remover y dejar el caldo cocer
El tiempo ha pasado, el arte ha cambiado
Cazuela de hirviente caldo
Obsoleto te has quedado
Ranas o caracoles
Alimañas o castañas
De todo comen plebeyos y lores
El tiempo ha pasado, el arte ha cambiado
Y las brujas se han modernizado
Nuevas formas han desarrollado
Para predecir futuro y ver pasado
Y, no, ningún porro me he fumado
Cazuela de hirviente sopa
Tres puñados de hach, dos de farlopa
Los cedé de Manowar sin tapadera
Échele sal y cocacola, no vaya a ser que hierva sola
Y cachimba de calimocho a repartir entre ocho
¡Ojo! Remuevan bien el tinglado
Éste brebaje ha de estar bien mezclado
Pruébelo bien salado
Pues con justicia ha llegado
The Hollow Ones
Pálidos retratos de Dorian Gray
Hundidos en la juventud sin juventud
En la edad sin edad
En la vanidad sin gozo
Almas en pena de lo social y mundanal
De lo épico y lo romántico
Miran hacia dentro de sus seres huecos
Escuchan el interior de sus seres huecos
Mas, ciegos a sus ojos
Y sordos a sus oídos
Gritan
Gritan mudos a sus bocas
Seco el rocío de sus pechos, se agrietan sus corazones
Y lloran lágrimas huecas hacia su interior hueco
¿Cómo puedo salir, hermano?